La influencia de un falso ecumenismo en la liturgia ha promovido alteraciones, supresiones, reducciones y cambios en el "acento" de algunas expresiones, las que -en general- parecen dirigidas a no “herir” las creencias protestantes.
(La siguiente es la síntesis de las notas que hemos colocado en el Estudio comparativo. De esta manera el lector encontrará rápidamente el punto que le interese en particular con solo remitirse a la página que está indicada entre paréntesis)
1) El altar se “ha dado vuelta” versus populum (hacia el pueblo). Eliminación del salmo "Judica me" (Júzgame), con su referencia al altar de Dios" que evoca inmediatamente la idea de sacrificio.
2) Eliminación del doble Confiteor que señalaba claramente la distinción entre sacerdote y fieles al ser rezado primero por aquél y luego por éstos. El sacerdote ya no es más juez, testigo y mediador ante Dios.
3) Eliminación de la oración "Aufer a nobis" (Te suplicarnos, Señor). El sacerdote, haciendo explícita la finalidad propiciatoria del Sacrificio, mostraba su indignidad para celebrar el misterio.
4) Eliminación de la oración “Oramus Te Domine” (Rogámoste Señor) por la que también invocaba los méritos e intercesiones de los Santos Mártires.
5) Errónea traducción en el Gloria.
6) Errónea traducción en el Gloria que transforma en singular la referencia a los pecados del mundo.
7) Nueva organización de las lecturas para instrucción y edificación de la asamblea, subordinando el fin
litúrgico al catequético. La función de lector se puede atribuir a un seglar.
8) Equívoca traducción en el Credo.
9) En el Credo, sugestivo cambio de acento sobre la relación entre Cristo y el poder temporal.
10) En el comienzo de la Liturgia Eucarística, la naturaleza misma de la oblación es deformada en un mero
intercambio de dones entre Dios y el hombre. Este intercambio de dones se puede interpretar en sentido
subjetivista, y no objetivo.
11) No se distingue entre la ofrenda que se realiza por el sacerdote, en cuanto representa la persona de
Cristo, y la manera en que participan los fieles de esa ofrenda.
12) Eliminación de la oración "Suscipe, sancte PateC (Recibe, oh Padre Santo) que manifestaba de forma
patente el carácter sacrificial propiciatorio de la Misa.
13) Eliminación de la oración "Deus qui humanae" (Oh Dios...).
14) Equívoca afirmación sobre las condiciones de existencia de la humanidad de Cristo.
15) Eliminación de la oración propiciatoria "Offerimus tibi" (Ofrecémoste, Señor) que imploraba clemencia.
16) Cambio de acento en la traducción. No es lo mismo "presentar" que "ofrecer".
17) Eliminación de la oración "Ven¡, Sanctificator" (Ven, Santificador). Eliminación de genuflexiones y signos.
18) Eliminación de la oración "Suscipe, sancta Trinitas" (Recibe, Trinidad Santa).
19) Eliminación en la "presentación de las ofrendas" del clima sacrificial que caracteriza al ofertorio del rito
revisado por San Pío V.
20) Error en la traducción del Sanctus.
21) COMIENZO DEL CANON. En él ya no está expresado de un modo explícito y claro la finalidad
propiciatoria del Sacrificio. Eliminación de las oraciones “Te igitur” (Te pedimos) y “ Memento Domine”
(Acctérdate, Señor) en las otras tres oraciones eucarísticas.
22) Eliminación de la referencia a la "ortodoxia" de la fe de los católicos.
23) Eliminación de la referencia a la salvación de las almas .
24) Eliminación de la oración "Communicantes" (Unidos en la misma comunión) en las tres Oraciones
Eucarísticas nuevas (2, 3 y 4) que hacía referencia a los santos. No se habla de sus méritos. Eliminación de
la palabra "siempre" en referencia a la virginidad perpetua de la Virgen María..
25) En la oración "Hanc igitur" (Te suplicamos, pues) eliminación de la palabra "aplacado" en referencia a la aceptación de la oblación por parte de Dios (O.E. 1). Oración eliminada en las tres Oraciones eucarísticas nuevas (2, 3 y 4).
26) Eliminación de la oración "Quam oblationem" (La cual oblación) en las tres Oraciones eucarísticas nuevas (2, 3 y 4).
27) Formulación equívoca en la Oración Eucarística 3 que permite una interpretación afín a la idea protestante de la igualdad esencial entre el sacerdocio universal de los fieles y el sacerdocio jerárquico.
28) Eliminación de la referencia a la Omnipotencia del Padre.
29) Eliminación de la distinción entre el modo narrativo y el modo sacramental y afirmativo al pronunciar las palabras de la Consagración.
30) Eliminación de la primera genuflexión antes de presentar la Hostia a la adoración de los fieles.
31) Cambio en la traducción de las palabras “pro multis” de la Consagración. En vez de “por muchos” se traduce “por todos los hombres”.
32) Cambio en las palabras de la anamnesis que ponen el acento más en la “conmemoración” que en la “acción sacramental”.
33) Eliminación de las palabras “Mysterium Fidei”, que estaban colocadas en el centro de la Consagración.
34.) Inclusión de una aclamación que produce una nueva ambigüedad sobre la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.
35) Notoria omisión sobre la realidad del sacrificio e insistencia sobre el aspecto de “memorial” en todas las Oraciones Eucarísticas.
36) En la Oración Eucarística 3 se destaca el aspecto de la Misa como "memorial de acción de gracias" por sobre el de sacrificio.
37) Eliminación (en la Oración Eucarística 2) de la referencia al rostro propicio y sereno de Dios al pedirle que se digne aceptar estos dones y reemplazo (en la Oración Eucarística 1) por el pedido para que mi re "con ojos de bondad" la ofrenda. En las Oraciones Eucarísticas 3 y 4 la mirada de Dios no es acompañada por ninguna referencia a la propiciación o a su bondad.
38) Eliminación de la referencia a los sacrificios figurativos del Antiguo Testamento en las Oraciones eucarísticas 2, 3 y 4.
39) Eliminación de toda referencia al altar en las Oraciones eucarísticas 2, 3 y 4.
40) En la Oración eucarística 2 se introduce una súplica por la unidad de neto sabor ecuménico.
41) Se reitera la omisión en la Oración eucarística 3 del “siempre” en referencia a la virginidad de María.
42) Ambigüedad en la forma en que se pide por la reunión de “todos tus hijos dispersos por el mundo” en la O.E. 3.
43) Eliminación de la referencia implícita a las penas que sufren las almas del purgatorio.
44) En la Oración eucarística 4 se elimina la referencia a los pecadores y se endosa tal condición a toda la creación, en consonancia con la idea protestante de "corrupción total" de la naturaleza creada.
45) Eliminación de la referencia a “nuestras culpas”. Y esto solo en la Oración eucarística 1, debido a que en las Oraciones eucarísticas 2, 3 y 4 se ha eliminado la oración "Nobis quoque peccatoribus" (Tam bién a nosotros pecadores). FIN DEL CANON
46) Cambio en el Padrenuestro de la palabra “deuda” por “ofensa”.
47) Eliminación de la referencia a la Virgen y a los Santos en la oración “Libera nos” (Líbranos) y de la referencia a los males pasados.
48) Omisión en la traducción en lengua española de la referencia a la “bienaventuranza esperada”.
49) Clara copia del culto protestante al agregar la doxología “Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor”.
50) Tendencia subjetivista en las traducciones a la lengua española de la oración secreta sobre el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor.
51) Cambio en la traducción en singular para referirse a "el pecado del mundo", en consonancia con la postura protestante sobre la corrupción total de la creación.
52) Eliminación de la distinción entre sacerdote y fieles en la oración "Domine Jesu Christe" (Señor Jesucristo).
53) Error en la traducción en lengua española de la frase Beati qui ad cena Agni vocati sunt que elimina la referencia a la gloria eterna.
54) Eliminación de la referencia al alma del sacerdote en la oración secreta cuando comulga la Hostia.
55) Idem cuando bebe del cáliz la Sangre de Cristo.
56) Eliminación de la referencia a la santificación personal y la vida eterna cuando los fieles comulgan.
57) Eliminación de la oración "Placeat tibi" (Séate grato) que volvía a hacer referencia a la finalidad propiciatoria del sacrificio y expresaba asimismo la distinción: el sacerdote pide que el sacrificio ofrecido sea propiciatorio para él y para aquellos por quienes lo ha ofrecido.
58) Además podemos señalar:
Eliminación del último Evangelio y las oraciones ordenadas por León XIII, en coincidencia con la finalización de los ritos protestantes que terminan directamente con la bendición (pág. 94).
La referencia permanente que se hace en documentos eclesiásticos, introducciones de misales, etc., al Santo Sacrificio de la Misa como la “Cena del Señor”, “celebración eucarística”, “asamblea litúrgica”, “Santa Cena”, “Misterio Pascual”. “Comida eucarística”, términos perfectamente aceptables para las creencias protestantes.
Obviamente, la utilización masiva del idioma vernáculo, abusando de lo propuesto por el Concilio Vaticano II que, justamente en este punto dice (subrayados nuestros): "En las Misas celebradas con asís tencia del pueblo, puede darse el lugar conveniente a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la «Oración común» y según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo... Procúrese, sin embargo, que los fieles capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del Ordinario de la Misa que les corresponde” (Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N°54).
En la fórmula de la consagración se han agregado las mismas palabras que incorporara Lutero: "Qui pro vobis tradetur" en la consagración del pan y se han suprimido las mismas que suprimiera Lutero: "Mysterium Fidei", en la consagración del vino (pág. 70).
La comunión bajo las dos especies para los fieles tiende también a esfumar la distinción entre sacerdote y fieles, lo mismo que recibir la comunión en la mano.
Parece evidente que todas estas modificaciones tienen por objeto llegar a un Ordinario de la Misa que sea perfectamente ecuménico, es decir, que pueda ser utilizado por todas las confesiones cristianas indistintamente. Un teólogo protestante ha podido decir:
“Si se tiene en cuenta la decisiva evolución de la liturgia eucarística en la iglesia Católica, la opción de substituir el Canon de la Misa por otras plega rias eucarísticas, el borrar la idea de que la Misa es un sacrificio, y la posibilidad de recibir la Comunión bajo las dos especies, entonces ya no hay motivo para que las iglesias reformadas impidan a sus miembros asistir a la Eucaristía en una iglesia católica”. “Las comunidades no católicas podrán celebrar la Santa Cena con las mismas oraciones que la Iglesia Católica. Teológicamente, es posible” (Hermano Max Thurian, de la comunidad protestante ecuménica de Taizé).
No en vano el principal agente de la reforma litúrgica, Mons. Annibal Bugnini podía decir el 4 de enero de 1967 (como se ve, más de dos años antes de la publicación del Nuevo Ordo Missae) [subrayados nuestros]:
“No se trata solamente de retocar una valiosa obra de arte sino, a veces, de dar estructuras nuevas a ritos enteros. Se trata, en realidad, de una restauración fundamental, diría casi de una refundición y, en ciertos puntos, de una verdadera creación nueva” (Doc. Cath., N°1493, 7 de mayo de 1967).
Estudio tomado de la página: http://www.statveritas.com.ar/Liturgia/Liturgia.htm
En la fórmula de la consagración se han agregado las mismas palabras que incorporara Lutero: "Qui pro vobis tradetur" en la consagración del pan y se han suprimido las mismas que suprimiera Lutero: "Mysterium Fidei", en la consagración del vino (pág. 70).
La comunión bajo las dos especies para los fieles tiende también a esfumar la distinción entre sacerdote y fieles, lo mismo que recibir la comunión en la mano.
Parece evidente que todas estas modificaciones tienen por objeto llegar a un Ordinario de la Misa que sea perfectamente ecuménico, es decir, que pueda ser utilizado por todas las confesiones cristianas indistintamente. Un teólogo protestante ha podido decir:
“Si se tiene en cuenta la decisiva evolución de la liturgia eucarística en la iglesia Católica, la opción de substituir el Canon de la Misa por otras plega rias eucarísticas, el borrar la idea de que la Misa es un sacrificio, y la posibilidad de recibir la Comunión bajo las dos especies, entonces ya no hay motivo para que las iglesias reformadas impidan a sus miembros asistir a la Eucaristía en una iglesia católica”. “Las comunidades no católicas podrán celebrar la Santa Cena con las mismas oraciones que la Iglesia Católica. Teológicamente, es posible” (Hermano Max Thurian, de la comunidad protestante ecuménica de Taizé).
No en vano el principal agente de la reforma litúrgica, Mons. Annibal Bugnini podía decir el 4 de enero de 1967 (como se ve, más de dos años antes de la publicación del Nuevo Ordo Missae) [subrayados nuestros]:
“No se trata solamente de retocar una valiosa obra de arte sino, a veces, de dar estructuras nuevas a ritos enteros. Se trata, en realidad, de una restauración fundamental, diría casi de una refundición y, en ciertos puntos, de una verdadera creación nueva” (Doc. Cath., N°1493, 7 de mayo de 1967).
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