Los monasterios son lugares ubicados normalmente fuera de la población donde reside una comunidad de religiosos o religiosas de una Orden, unidos por el cumplimiento de una Regla establecida por el fundador de dicha Orden o por la Iglesia. Estos lugares favorecen a quienes lo integran la vida de santidad, por el recogimiento externo e interno que tienen, exentos de toda clase de ruidos y, por el retiro constante en que se encuentran y que les favorece la intimidad con Dios a través del silencio y la oración. Los monasterios existen desde muy antiguo porque desde muy antiguo han existido quienes deseando una vida de más perfección han buscado lugares de aislamiento donde sus rezos no fueran interferidos por el ruido mundanal, ni ellos se disiparan con el trato de personas que viven constantemente en un ir y venir con sus preocupaciones cotidianas.
Quienes integran los monasterios desean vivir la vida contemplativa en todos sus aspectos, poniendo a Dios como su principal actividad, amándolo y adorándolo, e intercediendo constantemente por las necesidades del mundo y de la Iglesia. Porque quienes viven en este estado de contemplación, con sus rectas intenciones de hacer de Dios centro de su existencia, su vida de oración y sacrificio, sus renuncias, no solo le benefician a el, sino a todo el Cuerpo Místico de la Iglesia. Esto no todo el mundo lo entiende porque son vocaciones específicas que Dios da a determinadas almas, reservándoselas para que vivan como ángeles terrenales.
S. S. Benedicto XVI nos dice que “los monasterios en la sociedad actual tienen en el mundo una función preciosa e indispensable. Estos lugares -dice el Santo Padre- son modelo de una sociedad centrada en Dios y en la relación fraterna”. Ello es muy necesario en nuestro tiempo.
Para facilitar el retiro a personas que necesitan aislarse por un tiempo determinado, estos espacios disponen de dependencias como son las hospederías, donde asisten quienes desean vivir apartados del mundo. Aunque existen monasterios en otras religiones, el nombre de monasterio se aplica preferentemente a comunidades que profesan la religión cristiana. Los monasterios cristianos son también llamados: Abadías, (regidas por un Abad) y Prioratos, (regidos por un Prior).
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