lunes, 17 de noviembre de 2008

Profecia de Sor Elena



Sor Elena Aiello (1961)
Sor Elena, conocida como "La Monja Santa", fue Madre General y Fundadora de las hermanas mínimas de la pasión de Nuestro Señor, estigmatizada de modo excepcional y víctima por la humanidad. Fue estimada y consultada con frecuencia por el Papa Pío XII, reconociendo en ella dotes de abnegación, caridad y profecía. Su vida está escrita en el libro de Francisco Spadafora: "Sor Elena Aiello, La Monja Santa".

"Mi Corazón está triste por los muchos sufrimientos que amenazan a este mundo. La justicia de nuestro Padre Celestial está ofendida gravemente. El mundo está inundado por una crecida de corrupción. Los gobiernos de los pueblos se han levantado como demonios en carne humana, y mientras hablan de paz, preparan la guerra con instrumentos devastadores, para aniquilar pueblos y naciones. Innumerables escándalos llevan las almas a la ruina, especialmente de la juventud".
"El hogar, fuente de la fe y de santidad, está manchado y destruido. ... (Los hombres) continúan viviendo pertinazmente en sus pecados. Cerca está el azote para limpiar la tierra del mal. La Justicia divina reclama la satisfacción de tantas ofensas y maldades que cubren la tierra y no se puede tolerar más. Los hombres obstinados en sus culpas no se vuelven a su Dios. La gente no se somete a la Iglesia, y desprecia a los sacerdotes por haber muchos malos entre ellos, que son causa de escándalos"...
"(vendrán) grandes desgracias, revoluciones sangrientas, huracanes terribles, inundaciones de ríos y mares. Levanta la voz hasta que los sacerdotes de Dios presten oído a mi mensaje, y avisen a los hombres que el tiempo está cerca y si no se convierten a Dios con oraciones y sacrificios el mundo se verá envuelto en una nueva guerra"...
"Yo me inclino sobre el mundo y detengo la Justicia de Dios, de otra manera estas cosas hubieran sucedido ya. Hacen falta oración y sacrificios, que vuelvan a los hombres a Dios y a mi Corazón Inmaculado. Propaga a gritos todo esto, en todo el mundo, como eco verdadero de mi voz. Hazlo saber porque ayudará a salvar muchas almas e impedirá mucha destrucción en la Iglesia y en el mundo." (Texto con imprimátur del Obispo de Cádiz-Ceuta, España)