La Consagración.
La Mariología moderna parece asentarse fuertemente en las apariciones de la Santísima Virgen María bajo la advocación del Inmaculado Corazón, acontecida en 1917 en la pequeña y humilde aldea de Cova de Iria (Fátima Portugal) a los tres pastorcillos Lucía, Jacinta y Francisco, y digo fuertemente porque la pe tición sobre la consagración y devoción al Inmaculado Corazón es trascendental para la salvación del género humano que junto con la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, la Divina Misericordia y el Santo Escapulario de la Virgen del Carmen, constituye uno de los cuatro caminos más fáciles para conseguir una santificación y ganar el Cielo, así como un refugio seguro ante los peligros del alma.
La importancia de estas apariciones, –aparte de la devoción y consagración al Inmaculado Corazón y la promesa de salvación a quien devotamente lo hiciera– radica en que en la tercera aparición, Nuestra Señora hace ver a los niños la realidad del Infierno, lugar al que van a parar los pecadores, y la invitación al rezo del Santo Rosario, tema éste que hoy en día está devaluado en ciertos ambientes de la Iglesia por parte de algunos equivocados teólogos.
PETICIÓN DE LA VIRGEN PARA QUE SE ESTABLEZCA LA DEVOCIÓN A SU CORAZÓN INMACULADO
Fue en la segunda aparición (13 de junio 1917) cuando la Santísima Virgen pidió personalmente que se estableciera la devoción a su Inmaculado Corazón.
La conversación entre Lucía y la Virgen aquel 13 de junio, decía lo siguiente:
Quisiera pedirle que nos llevase al Cielo.
Si, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tú te quedarás algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por Mí para adornar su Trono.
Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.
En ese momento [Ella] abrió las manos y nos comunicó por segunda vez el reflejo de la luz inmensa que la envolvía. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se eleva hacia el Cielo y yo en la que se esparcía sobre la Tierra. Delante de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora, estaba un Corazón rodeado de espinas que parecían clavarse en Él. Entendimos que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la Humanidad, y que quería reparación.
PETICIÓN DE LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
En la tercera aparición (julio 1917) dice la Virgen:
Nuestro Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la guerra. Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en reparación se comulgue el primer sábado de cada mes. Si se cumplen mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz. Al final triunfará mi Corazón Inmaculado y la Humanidad disfrutará de una era de paz.
LA VIRGEN LES MUESTRA EL INFIERNO
Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces y especialmente cuando hagáis algún sacrificio:
¡Oh, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María! Al decir estas últimas palabras abrió de nuevo las manos. El reflejo de la luz parecía penetrar la Tierra y vimos como un mar de fuego y sumergidos en este fuego a los demonios y las almas, como si fueran brasas transparentes y negras o bronceadas, de forma humana, que fluctuaban en el incendio llevada por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados, semejante a la caída de pavesas en grandes incendios, pero sin peso, ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor.
Los demonios se distinguían por sus formas horribles y repugnantes de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros tizones en brasa.
Asustados y como pidiendo socorro, levantamos la vista a Nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza: Habéis visto el Infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que Yo os digo se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra terminará pero si no dejan de ofender a Dios, comenzará otra peor.
Dios va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, el hambre, la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir eso, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia: los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas.
He aquí el culmen del trasiego histórico del profetizado triunfo del Corazón Inmaculado de María (Gen, 3 y Apoc. 12): Corredentora en la salvación de las almas,vencedora final sobre el demonio que amenazaba destruir la Iglesia y la perdición de los miserables pecadores, es el triunfo de María, el triunfo histórico y universal en el que la misión corredentora como Madre de las almas y Madre de la Iglesia finaliza con un éxito rotundo. Es así como Dios lo ha querido, que por medio de la humilde Sierva del Señor, colabore en el plan salvífico de la Humanidad redimida por la Preciosísima Sangre, Crucifixión y muerte de su Hijo Jesucristo. Pero Dios también ha querido que nosotros, sus hijos participemos activamente en la salvación de aquellos hermanos que se encuentran en situaciones de peligro espiritual, aquellos que se han alejado de la práctica de la confesión individual, los pecadores empedernidos o tal vez las almas tibias. ¿Y cómo colaboramos en ese plan de Dios? Colaboramos cuando nos hacemos hijos de María, con la consagración a su Inmaculado Corazón, con la práctica de los cinco Primeros Sábados de mes y con el rezo diario del Santo Rosario, pidiendo por la salvación de los pecadores y reparando por los pecados del mundo entero. ¡POR FIN, MI INMACULADO CORAZÓN TRIUNFARÁ! Que frase más esperanzadora, que nos llena de profunda alegría.
LOS CINCO PRIMEROS SÁBADOS DE REPARACIÓN
Ya en la tercera aparición del 13 de julio, la Virgen le promete a Lucía que vendrá en otra manifestación a pedir la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los cinco Primeros Sábados de mes. Esta promesa se cumpliría el 10 de diciembre de 1925 cuando Lucía era postulante en el Convento de las Doroteas en Pontevedra (España). Aparece la Virgen sobre una nube de luz con el Niño Jesús a su lado, la Stma. Virgen pone su mano sobre el hombro de Lucía, y en la otra mano sostenía su Corazón rodeado de espinas. El Niño Jesús le dijo: Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre.
Está cercado de espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas.
Al instante, Nuestra Señora le dice a Lucía: Mira hija, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes.
Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos los que durante cinco meses seguidos, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del Rosario con el fin de desagraviarme, les prometo asistirles en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación.
¿Por qué pide la Virgen la reparación de cinco sábados seguidos?
Estando Lucía en oración, el Señor le revela su significado: Hija mía, la razón es sencilla, se trata de cinco clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:
1- Por las blasfemias contra su Inmaculada Concepción.
2- Por las blasfemias contra su virginidad perpetua.
3- Por las blasfemias contra su Maternidad Divina y el rechazo de aceptarla como Madre de todos los hombres.
4- Por infundir en los niños indiferencia, desprecio y odio hacia Ella.
5- Por los ultrajes dirigidos hacia Ella y sus imágenes.
Ante esta invitación de nuestra Madre desde hace casi cien años, a la que muchos han pasado por alto, es obligatorio que se pongan manos a la obra, y para quienes ya la han hecho, no sólo renovarla diariamente, sino consagrar a sus seres queridos e invitarlos a hacerlo, pues la salvación de muchas almas está en juego. No olvidemos de rezar diariamente el Santo Rosario, poderosa arma espiritual.
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