lunes, 14 de noviembre de 2011

El ERROR de la Comunión en la mano


1. Pablo VI fue presionado por miembros del clero -en Alemania, Bélgica, Holanda, Francia- para que autorizara la Comunión en la mano, que se estaba extendiendo sin ningún permiso, en una actitud de indisciplina e individualismo.

2. En Febrero de 1965 se creó el Consilium para poner en marcha las recomendaciones litúrgicas conciliares. Este organismo pidió al Cardenal Alfrink que Holanda conservase el modo tradicional de distribuir la Comunión (12-9-65).

3. Ante las continuas presiones, la Sagrada Congregación de Ritos concedió la nueva práctica en Alemania (6-7-68) y a Bélgica (11-7-68) pero que, debido a las protestas por esa claudicación el Papa suspendió la concesión (25-7-68).

4. La decisión del Papa no logro cortar los abusos, Pablo VI creyó conveniente realizar una ENCUESTA Mundial entre el episcopado, a la que el 12 de Marzo de 1969 habían contestado 2.136 obispos. El resultado fue el siguiente:

A la pregunta: “¿Se ha de acoger el deseo de que, además del modo tradicional, se permita también el rito de recibir la Sagrada. Comunión en la mano?” Contestaron:

-¡NO! (Non placet): 1233 Obispos.

-¡SI! (Placet): 567.

-Según (Placet iuxta modum): 315.

- Votos inválidos: 21.

Hubo dos supuestos más en la encuesta; la opción mayoritaria fue, asimismo, la del NO a la Comunión en la mano.

5. Se consultó a los Obispos, escogidos por el Espíritu Santo para regir las Iglesias (Hech 20,28) pero no se les hizo caso, a pesar de que estimaron “que no se debe cambiar la disciplina vigente; más aún, que el cambio sería dañoso, tanto para el sentimiento como para el culto espiritual de los mismos obispos y de muchos fieles” (Mem.Dom.).

6. No se pidió el parecer de los laicos, cuando según el Concilio Vaticano II “tienen la facultad y, a veces, el deber de expresar su opinión acerca de lo que mira al bien de la Iglesia” (L.G., 37) Esto fue una clara actitud anticonciliar.

7. El Concilio Vaticano II no se pronunció sobre la práctica de la Comunión en la mano, La aprobación viene después, en un periodo de abusos litúrgicos por los que Juan Pablo II pidió perdón en “Domini Cenae” (24-2-80).

8. En los primeros siglos -en que se comulgaba en la mano- se tenía un conocimiento bastante imperfecto del Misterio Eucarístico, y que esto dio lugar a muchos abusos y herejías. Por ejemplo las de los arrianos, marcionitas, aerianos, antropomorfitas, artotiritas (ofrecían queso con el pan en la liturgia), acuarios (ofrecían sólo agua en el cáliz), ofitas, catafrigas. Algunos daban la Eucaristía a los recién nacidos. Otros la colocaban en la boca del muerto o sobre el ataúd. Y los había que se la llevaban a su casa.

9. El Espíritu Santo perfecciona la Iglesia con el paso del tiempo. Es algo que recoge el Concilio Vaticano II: “Eligió (Dios) al Pueblo de Israel, con quien estableció un Pacto, y a quien instruyó gradualmente, manifestándole asimismo sus divinos designios a través de su Historia” (L.G.,II,9). “El mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la Fe por medio de sus Dones”.(D.V. 1,5).

La Comunión en la mano, prendió sobre todo lejos de Roma, pero se imponía el hacerlo en la boca, a medida que se profundizaba en la comprensión del Misterio, y crecía el sentido de indignidad y respeto.

Imitando las normas de la Antigua Alianza, San Sixto I (s. II) prohíbe que los laicos toquen los vasos sagrados, y San Gregorio Niceno (s. IV) que toquen el Altar. Pero si comulgaban en la mano, caían en la incongruencia de dar más importancia al continente que al Contenido. San Juan Crisóstomo (s. IV) advierte que el Serafín que purifica los labios de Isaías con un carbón encendido, tomado del Altar, lo hace mediante unas tenazas, mientras que los fieles reciben al Santísimo en la mano; y advierte: “Esta (la Eucaristía) es mucho más grande que la tocada por el Serafín”. Es otra incongruencia: Nosotros no somos más puros que los Serafines. Y cuando San Cirilo (s. IV) explica que el Comulgar se sitúe la mano “izquierda como trono de la derecha” añade: “cuida que ni siquiera un fragmento se pierda. Y si… perdiese una mínima cantidad considerar la como truncada de tus propios miembros”. San Cirilo presiente los peligros de la Eucaristía en manos de los fieles.

Son textos que demuestran cómo se va gestando en las primeras comunidades el abandono de la Comunión en la mano, como se ve en el punto 11.

Y si la iglesia, guiada por el Espíritu Santo, había de desechado esta práctica hace tantos siglos, ¿por qué se volvió a permitir en contra de la inmensa mayoría de Episcopado? Sin duda que los responsables han “contristado al Espíritu santo”.

10. NO EXISTEN FUNDAMENTOS BÍBLICOS para justificar el rito de la Comunión en la mano, sino más bien para denegarlo

Dios revela el contenido litúrgico en el Antiguo Testamento, del que Cristo no viene a abolir “ni una sola tilde”. El Antiguo Testamento es como un cliché que ha de revelarse en la Era Cristiana. El rito de no tocar las cosas sagradas (Num. 4, 15; II Sam 6, 1-9; Jdt 11, 13), se hace realidad en el nuevo Testamento cuando Cristo dice a la Magdalena (Jn, 20, 17): ¡NOLI ME TANGERE! (No me toques), y se revalida cuando la Iglesia, llegada la madurez suficiente en la comprensión del misterio eucarístico, prohíbe la Comunión en la mano. Entonces se cumple también el Salmo 81:“Abre tu boca y Yo la llenaré”, en un pasaje en que dios promete alimentar a sus fieles con “flor de harina y miel de la Roca”.

Es la correcta interpretación de los textos sagrados en el tema, por cuanto la Iglesia prohibió esta práctica durante tantos siglos.

11. NO EXISTEN FUNDAMENTOS EN LA TEOLOGÍA TRADICIONAL para justificar la Comunión en la mano

Ya San Sixto I, Papa (115-125) prohíbe a los laicos tocar los vasos sagrados (Mansi 1, 653). Con mayor razón hubo de prohibir la Comunión en la mano.

En la época de San Justino (100-166) sólo los diáconos dan la Comunión a los fieles (Apología 1, 65,5). Este uso es confirmado por la Didajé (15,1) y por San Ignacio de Antioquia (+107).

El Papa San Eustaquio (275-283) en su “Exhortación a los sacerdotes” decreta que “nadie tenga la presunción de hacer llevar la Comunión por un laico o una mujer a un enfermo” (Patrol. La. 5, 165).

San Basilio (329-379) en carta del año 372, no permite la Comunión en la mano salvo en alguna situación extraordinaria como en caso de persecución (Ep. 93, Patrol. Griega, 332, 483,6).

San Jerónimo (347-420), secretario del Papa San Dámaso, aplica la Doctrina Bíblica (Ex 19,5; ISam 21,5) para descalificar la Comunión en la mano: “Si quienes habían estado con sus esposas no podían comer los panes de la Proposición… ¿Cuánto menos podrá ser violado y tocado por ellos aquel Pan que bajó del Cielo?” (C. de Panm., 49,15).

En el Sínodo de Roma del año 404, celebrado bajo el Papa Inocencio I (401-417) se impone el rito de la Comunión en la lengua (Mansi X, 49,15).

El Papa San León I “El Grande” (440-461) recuerda en su “Sermón V” que el Santísimo Sacramento es recibido en la lengua (Patrología Latina, 54, 1385).

El Papa San Agapito (535-536) curó milagrosamente a un sordomudo, cuya lengua se soltó al darle de comulgar en la boca (S. Greg. dial. III, 3).

El Papa San Gregorio “El Grande” (590-604) daba la Comunión en la lengua (Patr. Latina, 75, 103).

En el Sínodo de Rouen (649-653), siguiendo la línea observada en Roma, se prohíbe Comulgar en la mano, y se amenaza a los sacerdotes que no cumplan estas disposiciones (Mansi X, 1199-1200).

En el VI Concilio Ecuménico de Constantinopla (680-681) se prohíbe a los fieles que comulguen por sí mismos, y se amenaza con la Excomunión a los que tengan la osadía de hacerlo (Mansi XI, 969).

Santo Tomás de Aquino, el “Doctor Angélico” nos dice: “Por reverencia a este Sacramento, ninguna cosa entra en contacto con Ella (La Eucaristía) a no ser que esté consagrada; por lo cual se consagran no solo el corporal sino también el Cáliz y, asimismo, las manos del Sacerdote, para tocar este Sacramento. De donde se deduce que a ningún otro le es lícito tocarlo” (Sum. T., III Q, 82, a, 3).

Por eso dice San Francisco de Asís: “Sólo ellos (los Sacerdotes) deben administrarlo, y no otros”. (Carta 2ª a todos los fieles, 35).

Estas prohibiciones son mantenidas por el Concilio de Trento (1545-1563) de carácter dogmático.

Ya San Agustín había advertido: “Sería una locura insolente el discutir qué se ha de hacer cuando toda la Iglesia universal tiene una práctica establecida…”. (Carta 54, 6; a Jenaro).

El “Doctor Supremo”, el Papa Pio XII, 15 siglos más tarde, mantenía la misma postura: “Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes”. (Mediator Dei, 17).

E incluso el Concilio Vaticano II nos ofrece doctrina para descalificar la práctica a la que nos referimos:

“Aunque cada uno de los Prelados, por sí solo, no posea la prerrogativa de la Infalibilidad, sin embargo, si todos ellos, aún estando dispersos por el mundo, pero manteniendo el vínculo de comunión entre sí y con el Sucesor de Pedro, convienen en un mismo parecer como Maestros auténticos que exponen como definitiva una Doctrina, en las cosas de la Fe y de costumbres, en ese caso, anuncian infaliblemente la Doctrina de Cristo”. (L. G., 5).

Y la mayoría de Obispos convino en que la Comunión en la mano iba a ser perjudicial para la Iglesia. Se ha roto, pues, con la Tradición, uno de los Pilares de la Verdadera Iglesia.

12. Cristo está presente en las Partículas que se desprenden de la Sagrada Forma

Es Doctrina de la Tradición Eclesiástica (”Obra Maestra del Espíritu Santo”) con fundamentos filosóficos y teológicos, desde los Santos Padres (Orígenes, Tertuliano, San Anastasio, San Cirilo de Alejandría, San Cirilo de Jerusalén, San Efrén, San Jerónimo, Santo Tomás de Aquino…), pasando por los concilios de Trento, hasta nuestros días. Por eso en la liturgia actual se ordena que al recibir la Comunión se utilice la Bandeja o Patena de los fieles: “El que comulga responde amén, y recibe el Sacramento teniendo la Patena debajo de la boca” (Misal Romano, No 117). Pero ¿Quién se preocupa del destino de las Santas Partículas al comulgar en la mano? ¡Y cuántos Sacerdotes han escondido la Patena a los fieles!

13. La Comunión en la mano contribuye a que se pierda el sentido de lo Sagrado

Un objeto es Sagrado cuando se ha segregado, separado del uso normal, para dedicarse en exclusiva al Culto Divino. Al Comulgar en la mano, el rito se hace más sensorial y la simbología recuerda mejor lo que es una comida vulgar; pero al someter lo Santo a los sentidos (al tacto), al humanizar lo divino, al naturalizar lo sobrenatural, se pierde el sentido de lo sagrado: se produce una DESACRALIZACIÓN en el Misterio más importante para la Fe, vaciándolo de buena parte de su contenido y eficacia.

En cierto modo, al Comulgar en la mano, el rito se degrada: el Santísimo es tratado como un objeto… sagrado, pero un objeto; como una cosa… un tanto especial, entre mis cosas. Es difícil entender en ese gesto vulgar, la unión de nuestra alma con el Dios Altísimo. ¡Qué osadía la de nuestras manos pecadoras! Sin haber sido escogidas, consagradas…

No es de extrañar que después de haber manoseado al Santísimo, el comulgante no comprenda ya la obligación de adorarle de rodillas, la necesidad de sentirse nada ante su Creador…, que sea incapaz de reconocer el Misterio de la Cruz actualizado en el Sacramento, y que no sienta la llamada a una entrega absoluta, en correspondencia al Infinito Amor de Dios humillado en el Sacramento para mi Salvación.

14. Existen documentos que demuestran que la Masonería, desde el siglo XIX, ha tratado de conseguir que los católicos comulgasen en la mano y de pie. Los seculares enemigos de la Fe se salen con la suya. ¡Qué ceguera por nuestra parte!.

15. Hay iglesias no católicas (sectas) que “comulgan” en la mano pero no creen en la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía

16. Hay iglesias orientales -unidas o separadas de Roma- según el rito Bizantino, que tienen prohibida la Comunión en la mano. Este rito, pensado para un acercamiento ecuménico (equivocado) ha resultado, pues, antiecuménico.

17. El Papa Juan Pablo II no fue partidario de la Comunión en la mano

Nos decía en la Carta “Dominicae Cenae: “El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados” (24-Feb-80). Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del Primer Ministro, Giscard DÉstaing. El mismo año, declaró en Fulda (Alemania) que no estaba de acuerdo con el Documento que autorizaba en este País dicha forma de Comulgar. (Cfr. “Vox Fidei”, n.10-1981; “Chiesa Viva”, n.112; “Sol de Fátima”, n.82).

¿Por qué después de esta fecha se le ha visto dar la Comunión en algunos lugares? Porque se le ha sometido a fuertes presiones, haciéndole creer que sería escandaloso para los fieles prohibir ahora lo que tan fraudulentamente se autorizó, o mostrarse en contra de lo que aprobaron algunas Conferencias Episcoplales. Lo mismo que Moisés permitió el divorcio “por la dureza de corazón de los Israelitas”.(Mt. 19, 8).

18. La Madre Teresa de Calcuta manifestó que el peor mal que se da en el Mundo es el rito de comulgar en la mano (”The Wanderer”, 23-3-89; “The Fatima Crusader”, 3er, trim.89).

Es lógico: se trata de un rito inadecuado, causa de profanación y desacralización. Así se pierden Gracias. “Si la Gracia del Señor vale más que la vida” (Ps 62,4) y la Eucaristía es “la Vida del Mundo” (Jn. 5,51), el rito aludido es un mal de primera magnitud.

19. Supuestas apariciones del Señor o de la Virgen, extendidas por todo el mundo, nos hablan de que el Cielo no acepta el rito de la Comunión en la mano

No es un hecho aislado, sino un fenómeno mundial. En países como: Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Italia, Méjico, Polonia…, se atribuyen al Cielo revelaciones que descalifican esta forma de comulgar.

20. Según se ha comprobado y como se temía la práctica de la Comunión en la mano ha potenciado incalculablemente el número de profanaciones

San Basilio el Grande, Doctor de la Iglesia (330-379) "El derecho de recibir la Santa Comunión en la mano es permitida solamente en tiempos de persecución". San Basilio el Grande consideraba la Comunión en la mano tan irregular que no vaciló en considerarlo una grave falta.

Santo Tomas de Aquino:(1225-1274) "Para reverenciar este Santo Sacramento (La sagrada Eucaristía), nada lo toque, salvo lo que está consagrado; así como la Hostia y el Cáliz están consagrados, así lo están las manos consagradas de los sacerdotes, para tocar este Sacramento". Summa Theológica, Parte III; Q.82, art3, Rep Obj 8).

S. F. de Asís: (1182-1226) “Sólo ellos, (los sacerdotes), deben administrarlo, y no otros.” (Carta 2ª, a todos los fieles, 35).

(JESÚS A...) SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, + 1373: "Mira, hija mía, les obsequio cinco cosas a mis sacerdotes (...), y en quinto lugar el privilegio de tocar con sus manos mi Carne Sagrada."

M. Teresa: “...el peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.” (The Wanderer, 23 de marzo de 1982)

San Sixto I (a.115) "Las Sagradas Especies no son para ser manipuladas por otros que no estén consagrados al Señor".

Papa San Eutychian (275-283) "Prohíban a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en la mano".

El Papa San León el Grande (440-461): "Enérgicamente defendemos y requerimos a los creyentes obediencia en cuanto a la práctica de administrar la Sagrada Comunión en la lengua del creyente."

San Pío X "Cuando se recibe la Comunión es necesario estar arrodillado, tener la cabeza ligeramente humillada, los ojos modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la boca reposando sobre el labio inferior".

Pio XII: “Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes.”

Papa Pablo VI (1963-1978): "Este método (en la lengua) debe ser continuado".(Memoriale Domini).

Papa Juan Pablo II: "Tocar las Sagradas Especies y distribuirlas con sus propias manos es un privilegio de los ordenados"(Dominicae Cenae,11).

"No está permitido que los creyentes puedan tomar por si mismos el Pan Consagrado y el Sagrado Cáliz, ni mucho menos que se los dé a otro".(Inaestimabile Donum, 17 de abril de 1980,sec9)



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