martes, 2 de febrero de 2010

¿Nulidad Matrimonial?

El Papa Benedicto XVI exige rigor al analizar las posibles Declaraciones de nulidad matrimoniales pues el Sacramento es INDISOLUBLE

El Tribunal de la Rota Romana es ante todo el tribunal de apelación de la Santa Sede. Es el tribunal eclesiástico más alto de la Iglesia católica después del Tribunal Supremo de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.

El Papa a la Rota: “El matrimonio es válido mientras no se demuestre lo contrario”

Advierte contra una mal entendida “caridad pastoral” contraria a la verdad

“El Derecho Canónico, a veces, es subestimado, como si fuese un mero instrumento técnico al servicio de cualquier interés subjetivo, aunque no fundado en la verdad”, afirmó el Papa.

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 29 de enero de 2010 (ZENIT.org).- El Papa afirmó hoy ante los miembros del Tribunal de la Rota Romana, que el matrimonio canónico “goza del favor del derecho”, y que por tanto, “en caso de duda, se debe considerar válido mientras no se pruebe lo contrario”.

Al recibir a los miembros del Tribunal en audiencia, con motivo de la inauguración del Año Judicial, el Papa insistió en que la verdad “no puede ser contraria a la caridad”, y que en los procesos de nulidad no se debe ceder a una “falsa caridad”, que no redunda en el verdadero bien de los esposos, aunque les dé falsamente la razón.

“Algunos consideran que la caridad pastoral podría justificar cualquier paso hacia la declaración de la nulidad del vínculo matrimonial para salir al encuentro de las personas que se encuentran en situación matrimonial irregular”, explicó.

Sin embargo, esta postura hace que la verdad tienda a ser “vista desde una óptica instrumental, que la adaptaría de vez en vez a las diversas exigencias que se presentan”, advirtió el Papa.

“El problema se plantea cuando viene más o menos oscurecida la esencia misma del matrimonio”, añadió, explicando que “la consideración existencial, personalista y relacional de la unión conyugal no puede hacerse nunca a despecho de la indisolubilidad, propiedad esencial” del matrimonio cristiano.

De lo contrario, observó, “se corre el grave riesgo de quedarse sin un punto de referencia objetivo para los pronunciamientos sobre la nulidad, transformando cada dificultad conyugal en un síntoma de no realización de una unión cuyo núcleo esencial de justicia – el vínculo indisoluble – es negado de hecho”.

En este sentido, exhortó a los magistrados que llevan casos de nulidad a la “virtud de la fortaleza”, que “se hace más relevante cuando la injusticia parece el camino más fácil a seguir, en cuanto que implica la condescendencia a los deseos y las expectativas de las partes, o también a los condicionamientos del ambiente social”.

En particular, se dirigió a los abogados, a quienes pidió “no sólo poner toda la atención en el respeto de la verdad de las pruebas”, sino también “evitar con cuidado el asumir, como asesores jurídicos, el patrocinio de causas que, según su conciencia, no sean objetivamente sostenibles”.