martes, 14 de abril de 2009

Sor Lucía

La conversación de Sor Lucía con el Padre Fuentes (26 de Diciembre de 1957). Yo deseo solamente contar a ustedes de la última con­versación que tuve con Sor Lucía el 26 de diciembre del año pasado. Me reuní con ella en su convento. Estaba muy triste, muy pálida y demacrada. Me dijo:

"NADIE HA PRESTADO NINGUNA ATENCION"


"Padre, la Santísima Virgen está muy triste porque nadie ha prestado ninguna atención a Su mensaje, ni los buenos ni los malos. Los buenos continúan su camino, pero sin dar ninguna importancia a Su Mensaje. Los malos, no viendo realmente caer el castigo de Dios sobre ellos, continúan su vida de pecado sin atender siquiera el mensaje. Pero créame Padre, Dios castigará al mundo y eso será de una manera terrible. El castigo del Cielo es inminente."


"LA BATALLA DECISIVA" ENTRE MARIA Y SATAN: LA APOSTASIA DE LAS ALMAS CONSAGRADAS Y DE LOS SACERDOTES


"Sor Lucía también me dijo: Padre, el diablo está empeñado en entablar una batalla decisiva contra la Santísima Virgen. Y el diablo sabe que es lo que más ofende a Dios, y lo que ganará para él en el más corto plazo de tiempo el mayor número de almas. Así, el diablo hace todo lo posible para vencer a las almas consagradas a Dios, porque de esa forma, logrará dejar abandonadas de sus guías las almas de los fieles; con esto se apoderará de ellas aún más fácilmente."
"Lo que aflige al Inmaculado Corazón de María y al Corazón de Jesús es la caída de las almas religiosas y sa­cerdotales. El diablo sabe que los religiosos y sacerdotes que apostatan de su hermosa vocación, arrastran numerosas almas al infierno... El diablo quiere tomar posesión de las almas consagradas. Trata de corromperlas, para adormecer las almas de los laicos y llevarlas así a la impenitencia final. El emplea todos los trucos, yendo incluso tan lejos como para sugerir demorar la entrada en la vida religiosa. Resultado de esto es la esterilidad de la vida interior, y entre los laicos, frialdad (falta de entusiasmo) en la re­nuncia a los placeres y a la dedicación total de si mismos a Dios."


LO QUE SANTIFICO A JACINTA Y A FRANCISCO


Dígales también Padre, que mis primos Francisco y Jacinta se sacrificaron, porque en todas las apariciones de la Santísima Virgen María, siempre La vieron muy triste. Ella nunca nos sonrió. Esta tristeza, esta angustia que notamos en Ella, penetró nuestras almas. Esta tristeza es causada por las ofensas contra Dios y los castigos que ame­nazan a los pecadores. Y así, nosotros, niños, no supimos que pensar, excepto inventar diversos medios de rezar y hacer sacrificios. (...)
"La otra cosa que santificó a estos niños fue ver la visión del Infierno."


LA URGENCIA DE LA CONVERSION


"Sor Lucía me dijo también: No debemos esperar un lla­mado al mundo que venga de Roma, de parte del Santo Padre, para hacer penitencia. Ni debemos esperar que el llamado a penitencia venga de los Obispos de nuestras diócesis, ni de las congregaciones religiosas. ¡No! Nuestro Señor ya ha usado muy a menudo estos medios y el mundo no ha prestado atención. Por eso ahora es necesario a cada uno de nosotros comenzar a reformarnos espiritualmente. Cada persona debe, no solamente salvar su propia alma, sino también todas las almas que Dios ha puesto en su camino..."
"El diablo hace cuanto está en su poder para distraernos y quitarnos el amor por la oración; seremos salvados juntos o seremos condenados juntos."


LOS ULTIMOS TIEMPOS DEL MUNDO


"Padre, la Santísima Virgen no me dijo que estamos en los últimos tiempos del mundo, pero Ella me lo hizo comprender por tres razones."


LA BATALLA FINAL.


"La primera razón es porque Ella me dijo que el Diablo está empeñado en una batalla decisiva contra la Virgen. Y una batalla decisiva es la batalla final, donde un bando será victorioso y el otro sufrirá la derrota. Por lo tanto, de ahora en adelante debemos elegir los bandos. O estamos con Dios o estamos con el diablo. No hay otra posibilidad."

LOS ULTIMOS REMEDIOS.


"La segunda razón es porque Ella dijo a mis primos y a mi misma, que Dios está dando los dos últimos remedios al Mundo. Estos son: el Santo Rosario y la Devoción al Inmaculado Corazón de María. Estos son los dos últimos remedios, lo cual significa que no habrá otros."

EL PECADO CONTRA EL ESPIRITU SANTO.


"La tercera razón es porque en los planes de la Divina Providencia, Dios siempre antes de castigar al Mundo, agota todos los otros remedios. Entonces, cuando ve que el Mundo no presta atención a pesar de todo, como decimos en nuestra imperfecta manera de hablar, El nos ofrece con una cierta inquietud el último medio de salvación, Su Santísima Madre. Y es con una cierta inquietud, porque si nosotros despreciamos y rechazamos estos últimos medios, no tendremos ningún otro perdón del Cielo, porque habremos cometido un pecado que el Evangelio llama "el pecado contra el Espíritu Santo". Este pecado consiste en rechazar abiertamente, con todo conocimiento y consentimiento, la salvación que El ofrece. Recordemos que Jesucristo es un muy buen Hijo, y que El no permite que ofendamos y despreciemos a Su Santísima Madre. Debemos tener en cuenta, que a través de muchos siglos de la historia de la Iglesia, los obvios testimonios demuestran, por los castigos terribles que han acontecido a aquellos que han atacado el honor de Su Santísima Madre , como Nuestro Señor Jesucristo siempre ha defendido el honor de Su Madre."