lunes, 20 de agosto de 2012

BENEFICIOS DE LA SOTANA

La sotana es una verdadera predicación.

Habla por si sola. Basta recordar ese momento en la vida de San Francisco de Asís cuando con su querido hermano León fue ha predicar por los pueblos Al atravesar por uno de ellos, el Santo, permaneció en absoluto silencio, sin que saliera una sola palabra de su boca. Al regresar al convento, el hermano León le pregunta extrañado que habiendo ido a predicar él no había dicho nada. San Francisco le responde: “hemos predicado con nuestro hábito. Y caminando por la ciudad de Asís con nuestros hábitos, hemos predicado el Evangelio”.

“Predicar el Evangelio”. La sotana manifiesta justamente el despego de las cosas de mundo para apegarse a Nuestro Señor Jesucristo.

La sotana es una “clausura”.

Podemos comparar la sotana como una especie de “clausura”, como un retiro en una especial ermita. La sotana implica una separación del mundo y de sus deseos, de ese mundo que rechaza la luz; una separación de su ceguera espiritual y humana. La sotana lleva a evitar esta ceguera, no solamente espiritual sino también humana del mundo del pecado, del mundo sumido bajo las influencias de Satanás.
 
La sotana símbolo del Cuerpo de Cristo resucitado.

La sotana puede revestir un carácter de austeridad, de renuncia, de penitencia, de abnegación; y por tanto, la sotana es “luz”. “Vosotros sois la luz del mundo”(Mt., 5, 14); “vosotros sois la sal de la tierra” (Mt., 5, 13). Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en los altos de un monte. Y la sal si se vuelve sosa, no vale más que para tirarla fuera y que la gente la pisotee. Estas palabras de Nuestro Señor tienen una gran significación espiritual. Pues Él ha querido revestirse de una “vestidura” de austeridad, y esta vestidura no es más que su Cuerpo crucificado. La Cruz es nuestra luz.

El sacerdote con su sotana por las calles y plazas “predica” el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo. Hoy más que nunca, necesitamos esta predicación. Nunca como en esta época se rechaza la Cruz de Cristo, cuánta confusión en el significado del Sacrificio de la Santa Misa. Así pues, como esta idea de sacrificio ha desaparecido es necesario manifestarla. Necesitamos de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, la salvación está en la Cruz. Por tanto, predicando la Cruz por medio de la sotana, se predica la salvación para la humanidad
 
La sotana, signo de esperanza.

El mundo vive en la desesperanza, porque queremos encerrar a los hombres dentro del mundo. Cerrados los horizontes espirituales, viven en la prisión de ellos mismos; muchos forman una inmensa masa humana que ya no sabe a donde va, lo que hace o lo que piensa. Viven sedientos de las cosas de este mundo sin creer en Dios, ni importarle, ni les importa los bienes espirituales, ni la vida eterna.
 
Pues bien, la sotana es signo de esperanza, porque es signo de abandono de las cosas del mundo por el apego a las cosas y bienes espirituales; pues la esperanza consiste en fijar la mirada en los bienes eternos; y la gente lo sabe y la gente lo comprende.

La sotana, signo de caridad

Se demuestra en las dificultades, incluso en la persecución del sacerdote por llevar sotana, en las burlas y chistes por la espalda, o los insultos en la propia cara. Se podría decir en esos casos. “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc., 23, 34). Pero muy lejos de responder a los insultos y burlas, es necesario soportar con coraje y valentía las dificultades, como Nuestro Señor soportó los escupitajos, burlas, todo el sufrimiento a que fue sometido, pidiendo al Padre que perdonara a sus verdugos.

La sotana nos recuerda que hemos de tener un corazón misericordioso; y si quien nos insulta, arrepentido, nos pide confesión, con misericordia se le atenderá. La sotana nos recuerda que no debemos devolver mal por mal, sino bien por mal. Como dice San Pablo a los Romanos: “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien”(Rom.,12,21).

La sotana nos invita a ser almas caritativas, amables, humildes, dispuestas ha hacer el bien al prójimo, y preparados especialmente para dar la mayor gloria a Dios.
 
Pues bien, la sotana es signo de esperanza, porque es signo de abandono de las cosas del mundo por el apego a las cosas y bienes espirituales; pues la esperanza consiste en fijar la mirada en los bienes eternos; y la gente lo sabe y la gente lo comprende.

La sotana, signo de caridad

Se demuestra en las dificultades, incluso en la persecución del sacerdote por llevar sotana, en las burlas y chistes por la espalda, o los insultos en la propia cara. Se podría decir en esos casos. “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc., 23, 34). Pero muy lejos de responder a los insultos y burlas, es necesario soportar con coraje y valentía las dificultades, como Nuestro Señor soportó los escupitajos, burlas, todo el sufrimiento a que fue sometido, pidiendo al Padre que perdonara a sus verdugos.

La sotana nos recuerda que hemos de tener un corazón misericordioso; y si quien nos insulta, arrepentido, nos pide confesión, con misericordia se le atenderá. La sotana nos recuerda que no debemos devolver mal por mal, sino bien por mal. Como dice San Pablo a los Romanos: “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien”(Rom.,12,21).

La sotana nos invita a ser almas caritativas, amables, humildes, dispuestas ha hacer el bien al prójimo, y preparados especialmente para dar la mayor gloria a Dios.

La sotana, signo de santidad de la Iglesia.

La sotana como hábito clerical manifiesta ante el mundo la santidad de la Iglesia, es decir, el despego de las cosas del mundo y la consagración a Nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué mejor ejemplo podemos dar a Nuestro Señor Jesucristo que la presencia de su sacerdocio! ¡Cuánto necesita el mundo de este testimonio! Muchos piensan que no es este un fin importante de la Iglesia. Más un mundo sin Jesucristo, es un mundo perdido, un mundo destinado a la condenación.

Sólo Jesucristo es nuestra salvación, nuestra alegría y nuestra razón de ser. Con la sotana manifestamos que creemos en Cristo, que creemos en su sacerdocio, y así rendimos un servicio inapreciable a las almas y a la santa Iglesia católica.

La sotana, signo de contradicción.

Lo es. Dentro de la Iglesia y fuera de ella. Pues es lo más contrario a la consigna que impera en sectores amplios clericales de “amoldarse al mundo”. Pretenden un sacerdocio “amoldable” al gusto reinante del momento y por consiguiente sometido, sin que destaque, que calle, que asienta a todo, que incluso su vestimenta no resalte, no “moleste”, pase desapercibido. Sí, hay quienes piensan que la sotana “molesta” y por tanto, como no hay que molestar al mundo, no hay que llevarla.

La sotana es signo de contradicción, incomoda porque es signo de firmeza, de convicción, de fidelidad a la Iglesia, es signo de servicio a Nuestro Señor Jesucristo y a su Santa Iglesia, es signo de tradición, signo de martirio.

No hay comentarios: